El pasado 17 de septiembre se realizaron elecciones anticipadas para integrar el vigésimo segundo Knesset (parlamento) del estado de Israel, pues el anterior fue disuelto al no conseguirse los acuerdos necesarios entre las diferentes fuerzas políticas para designar al Primer Ministro.
El Knesset se conforma por 120 escaños que se distribuyen en función del número de votos que cada partido político obtenga en los comicios, es decir sólo se usa la representación proporcional. Para formar parte del parlamento se debe superar el umbral mínimo de 3,25% de los votos, se tiene registro de 6,3 millones de ciudadanos con posibilidad de votar en 11,163 casillas.
Existen diversos partidos políticos, entre los que destacan: Likud de corte conservador y con un enfoque liberal en la economía, encabezado por Benjamín Netanyahu; Azul y Blanco (Kajol Lavan), coalición inclusiva y laica conformada por la unión de: Yesh Atid (Hay Futuro), Resiliencia Israel (liderado por Beni Gantz) y Telem; Israel Nuestro Hogar; Lista Unida; Derecha, Unión Democrática, Judaísmo Unido de la Torá, Shas, Laborismo y Otzma Yehidit.
Con base en un avance del 95% de los votos contabilizados, los resultados son los siguientes: Azul y Blanco obtuvo 33 posiciones, Likud 32 escaños, Lista Unida 12 parlamentarios, Shas consiguió 9 legisladores, Israel Nuestro Hogar se hizo de 8 posiciones, Judaísmo Unido de la Torá 8 escaños, Derecha 7 parlamentarios, Laborismo 6 legisladores, e Unión Democrática logró 5 posiciones. Es evidente que ninguna fuerza política logró alcanzar las 61 curules para obtener mayoría absoluta en el Knesset, el resultado es un empate que dificultará momentáneamente la gobernabilidad en ese país.
Los principales contendientes son Benjamín Netanyahu, que aspira a ser reelecto como Primer Ministro, y Benjamín Gantz, ex jefe del Estado Mayor de la Fuerza de Defensa.
Sobre Netanyahu pesan tres investigaciones de probable corrupción que han menguado su aceptación entre sus otrora simpatizantes, aunque es innegable su notable habilidad y experiencia políticas.
Por su parte, Gantz ha obtenido más apoyo de diferentes sectores de la población además de diversos jefes militares de alto rango, sin olvidar que, en 2014, dirigió el conflicto en Gaza. Es partidario de que continúe el control militar de frente a Hezbolá y Hamás. Además, propone reducir la polarización en una sociedad israelí muy dividida entre ortodoxos, laicos, conservadores, askenazis, sefardíes, entre otros grupos.
Al momento Gantz ya ha rechazado la posibilidad de formar un gobierno de unidad a propuesta de Netanyahu, aunque este modelo ya ha funcionado en Israel anteriormente, el cálculo de Azul y Blanco es lograr un gobierno de unidad con tendencia liberal, sin Netanyahu y sin necesidad de un tercer evento electoral para conseguir la mayoría parlamentaria en las urnas. Ya veremos
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