/ lunes 12 de febrero de 2018

Contexto

Los vecinos de Metepec están inconformes con los nuevos centros comerciales que se están desarrollando en la zona de Providencia y San Carlos. No les falta razón: su calidad de vida se irá deteriorando. Poco a poco en el valle de Toluca se irá conformando un movimiento urbano de protesta por el desorden que están promoviendo sus autoridades.

Mas es general estos movimientos tienen su razón de ser. Los movimientos sociales amplios, como las revoluciones, parecen ser cada vez más difíciles que sucedan. Hoy serán más movimientos locales o de demandas particulares.

Las sociedades actuales se caracterizan por estar fragmentadas, es decir, divididas. Los individuos cada vez se encuentran más aislados. El concepto de clase social es cada vez más difuso. El sentido de pertenencia a un grupo también. A ello ha contribuido el desarrollo del propio sistema liberal y de quienes lo dominan: sus elites económicas y de poder. A ellos les conviene. Para ello han desarrollado mecanismos que hacen que las sociedades se dividan cada vez más como por ejemplo el otorgamiento de créditos para la adquisición de vivienda que amarra a los individuos y a sus familias por periodos largos en el tiempo en función de la necesidad de obtener ingresos para pagarlos. Las personas sólo están concentradas en eso. Imposible que puedan pensar o solidarizarse con grandes transformaciones sociales. El sistema las encarcela en su propio presente. Lo mismo sucede para hacerse de un coche, de bienes de consumo o de bienes suntuarios: el crédito es una manera de control social. Es la economía como medio de control social.

Lo mismo sucede con los apoyos sociales del gobierno: son medios de control para mediatizar a las sociedades: es entretener a los más pobres en sus mismas condiciones de miseria conservando sus niveles de subsistencia para que los ricos puedan disfrutar de sus niveles de bienestar. Es dar pan y un poco de circo.

En esta fragmentación de la sociedad cada vez más marcada aún quedan pequeños espacios para que las sociedades se movilicen en favor de causas comunes. Son los movimientos sociales que van a derivar de causas muy particulares.

De entre estos hay uno muy particular que va creciendo: los movimientos urbanos sea para la defensa de la tierra, del agua o del desarrollo inmobiliario.

La Ciudad de México que en muchos sentidos es ejemplo de desarrollo para otras ciudades del país lo está viviendo. Son cada vez más frecuentes las protestas por el desorden en materia de desarrollo urbano. Los ejemplos abundan: la UNAM, nuestra máxima casa de estudios, acaba de demandar a las autoridades de la delegación en donde se encuentra por la construcción de más de seiscientas viviendas de lujo frente a las instalaciones de la Ciudad Universitaria que ponen en peligro su supervivencia como patrimonio de la humanidad; los vecinos de colonia San Miguel Chapultepec están haciendo movilizaciones cada día para impedir la construcción de un edificio de veintisiete pisos; lo mismo está sucediendo en Las Lomas que en Tlalpan.

Las elites políticas no se están dando cuenta, en función de los intereses que se cuidan o del que son cómplices, de las protestas sociales que se están surgiendo de manera modesta aún por su mal actuar. Están creando las condiciones de una baja en la calidad de vida de la población sino generando la escasez de bienes indispensables como el agua.

En Metepec el desastre y el desorden es palpable en los desarrollos que se han venido autorizando y lo difícil que ya es circular por la zona por el amontonamiento de su desarrollo. Los vecinos de Providencia y San Carlos ya lo están empezando a sentir con la construcción de nuevos centros comerciales en zonas que eran primordialmente habitacionales. Ya una vez los ciudadanos de Metepec lograron rescatar como parque (El Bicentenario) como área verde, lo que iba a ser un desarrollo inmobiliario.

En Toluca la inconformidad de la gente, aún de manera silenciosa, se encuentra en las autorizaciones de desarrollos de Plazas Comerciales o desarrollo inmobiliarios que afectan a la ciudad y que han deteriorado su calidad de vida.

Los políticos que han dominado y han tomado esas decisiones en los tiempos recientes y actuales creen que tener centros comerciales es síntoma de modernidad, de progreso, cuando lo que generan es un deterioro en la calidad de vida de la población. Es producto simplemente de la ignorancia y de no cuidar el desarrollo de la gente.

En sus decisiones están generando el problema.

Los vecinos de Metepec están inconformes con los nuevos centros comerciales que se están desarrollando en la zona de Providencia y San Carlos. No les falta razón: su calidad de vida se irá deteriorando. Poco a poco en el valle de Toluca se irá conformando un movimiento urbano de protesta por el desorden que están promoviendo sus autoridades.

Mas es general estos movimientos tienen su razón de ser. Los movimientos sociales amplios, como las revoluciones, parecen ser cada vez más difíciles que sucedan. Hoy serán más movimientos locales o de demandas particulares.

Las sociedades actuales se caracterizan por estar fragmentadas, es decir, divididas. Los individuos cada vez se encuentran más aislados. El concepto de clase social es cada vez más difuso. El sentido de pertenencia a un grupo también. A ello ha contribuido el desarrollo del propio sistema liberal y de quienes lo dominan: sus elites económicas y de poder. A ellos les conviene. Para ello han desarrollado mecanismos que hacen que las sociedades se dividan cada vez más como por ejemplo el otorgamiento de créditos para la adquisición de vivienda que amarra a los individuos y a sus familias por periodos largos en el tiempo en función de la necesidad de obtener ingresos para pagarlos. Las personas sólo están concentradas en eso. Imposible que puedan pensar o solidarizarse con grandes transformaciones sociales. El sistema las encarcela en su propio presente. Lo mismo sucede para hacerse de un coche, de bienes de consumo o de bienes suntuarios: el crédito es una manera de control social. Es la economía como medio de control social.

Lo mismo sucede con los apoyos sociales del gobierno: son medios de control para mediatizar a las sociedades: es entretener a los más pobres en sus mismas condiciones de miseria conservando sus niveles de subsistencia para que los ricos puedan disfrutar de sus niveles de bienestar. Es dar pan y un poco de circo.

En esta fragmentación de la sociedad cada vez más marcada aún quedan pequeños espacios para que las sociedades se movilicen en favor de causas comunes. Son los movimientos sociales que van a derivar de causas muy particulares.

De entre estos hay uno muy particular que va creciendo: los movimientos urbanos sea para la defensa de la tierra, del agua o del desarrollo inmobiliario.

La Ciudad de México que en muchos sentidos es ejemplo de desarrollo para otras ciudades del país lo está viviendo. Son cada vez más frecuentes las protestas por el desorden en materia de desarrollo urbano. Los ejemplos abundan: la UNAM, nuestra máxima casa de estudios, acaba de demandar a las autoridades de la delegación en donde se encuentra por la construcción de más de seiscientas viviendas de lujo frente a las instalaciones de la Ciudad Universitaria que ponen en peligro su supervivencia como patrimonio de la humanidad; los vecinos de colonia San Miguel Chapultepec están haciendo movilizaciones cada día para impedir la construcción de un edificio de veintisiete pisos; lo mismo está sucediendo en Las Lomas que en Tlalpan.

Las elites políticas no se están dando cuenta, en función de los intereses que se cuidan o del que son cómplices, de las protestas sociales que se están surgiendo de manera modesta aún por su mal actuar. Están creando las condiciones de una baja en la calidad de vida de la población sino generando la escasez de bienes indispensables como el agua.

En Metepec el desastre y el desorden es palpable en los desarrollos que se han venido autorizando y lo difícil que ya es circular por la zona por el amontonamiento de su desarrollo. Los vecinos de Providencia y San Carlos ya lo están empezando a sentir con la construcción de nuevos centros comerciales en zonas que eran primordialmente habitacionales. Ya una vez los ciudadanos de Metepec lograron rescatar como parque (El Bicentenario) como área verde, lo que iba a ser un desarrollo inmobiliario.

En Toluca la inconformidad de la gente, aún de manera silenciosa, se encuentra en las autorizaciones de desarrollos de Plazas Comerciales o desarrollo inmobiliarios que afectan a la ciudad y que han deteriorado su calidad de vida.

Los políticos que han dominado y han tomado esas decisiones en los tiempos recientes y actuales creen que tener centros comerciales es síntoma de modernidad, de progreso, cuando lo que generan es un deterioro en la calidad de vida de la población. Es producto simplemente de la ignorancia y de no cuidar el desarrollo de la gente.

En sus decisiones están generando el problema.