/ lunes 5 de abril de 2021

Contexto | Cero innovaciones: Toluca no aprendió de la pandemia

Se podía haber pensado que durante la pandemia los gobiernos locales hubieran hecho esfuerzos para buscar innovar la vida social, hacerla más segura, más agradable pero sobre todo adecuarla a las nuevas condiciones de vida a la que se debe ajustar en los años por venir.

La razón era simple: la vida nunca volverá a ser como antes y esa es una realidad que los gobiernos se empeñan en negar con su insistencia de volver a la vida normal de antes.

Desde el gobierno, quienes deben de innovar no lo han hecho.

Toluca parece ser, desde hace muchos años, ajena a la innovación.

Reproduce una y otra vez los mismos vicios que hace que cada la vida en sus barrios, colonias y pueblos la vida se deteriore cada vez más.

Esto en un contexto en que por más que salgan las personas de vacaciones a pesar del riesgo de la tercera ola para huir o distraerse de que sabe qué, por más que se insista en que con las vacunas los índices de riesgo de expansión de la pandemia se controlaran cuando se ha comprobado que el número de contagios no ha disminuido, a pesar de la insistencia en que hay que volver a la vida normal para ayudar a la economía, por más que se diga la innovación en la vida social no ha sido tan intensa ni tan significativa como debería.

Toluca aún sin pandemia no ha sido una ciudad que se haya caracterizado por innovación de la vida en comunidad. Sus gobiernos solo han buscado las mismas soluciones a los mismos problemas…y lo único que han hecho es hacerlos peores.

El ser una ciudad del tercer mundo no es excusa para no innovar. Ya lo han demostrado otras ciudades por ejemplo Medellín en Colombia, una ciudad azotada por el narcotráfico y la pobreza, fue ejemplo mundial en innovación del turismo y cuidado en el medio ambiente, la primera en introducir un teleférico para integrar las zonas marginadas y pobres al desarrollo del resto de la ciudad, a presentar innovadores planes culturales que la han hecho referente de otras zonas que incluyen su participación en la educación incluso a nivel de posgrado.

Todo eso fue posible porque los gobiernos estuvieron abiertos a una participación social muy importante en la solución de los problemas y porque pusieron a trabajar a su inteligencia a ofrecer alternativas de solución.

En Toluca sucede todo lo contrario. Los gobernantes llegan con proyectos que solo reflejan su personalidad, o lo que creen es útil para la ciudad y no han sido capaces de generar un proyecto colectivo. Dueños de los presupuestos disponen de ellos en proyectos que a ellos solo les interesan sin la menor participación social posible.

Un ejemplo basta: las cantidades de dinero que se han invertido en el centro de la ciudad, en detrimento de un desarrollo más equilibrado, son un exceso porque nunca ha sido proyecto final que integre…como todo está hecho de ocurrencias de los gobiernos en turno.

La pandemia era una oportunidad que se ha dejado ir pero en Toluca tal parece que la inteligencia y el sentido común están ausentes.

No hemos sido capaces de innovar en el transporte. Crear ciclovías seguras para trabajadores y traslado de personas

No hemos sido capaces de innovar en la vida de los barrios.

No hemos sido capaces de innovar en el transporte buscando otras alternativas como la bicicleta u nuevas modalidades de transporte colectivo.

No hemos sido capaces de innovar en el comercio.

No hemos sido capaces de innovar en la educación.

No hemos sido capaces de innovar nuestros jardines y espacios comunes.

No hemos sido capaces de replantear el desarrollo urbano.

No hemos sido de capaces de juntar modernidad con el pasado.

No hemos sido capaces de integrar a los pueblos al desarrollo.

No hemos sido capaces de integrar a las inteligencias a proyectos innovadores.

De nada ha servido de tener una Universidad que no le aporta nada a la ciudad y mucho menos inteligencia.

No hemos tenido, para nuestra desgracia, gobernantes que sean capaces de generar proyectos colectivos de trascendencia.

Tal vez conmemorar los 500 años de Toluca es solo recordar la tragedia en la que estamos sumidos desde hace mucho tiempo y sin gobernantes de quien sentirnos orgullosos.

Se podía haber pensado que durante la pandemia los gobiernos locales hubieran hecho esfuerzos para buscar innovar la vida social, hacerla más segura, más agradable pero sobre todo adecuarla a las nuevas condiciones de vida a la que se debe ajustar en los años por venir.

La razón era simple: la vida nunca volverá a ser como antes y esa es una realidad que los gobiernos se empeñan en negar con su insistencia de volver a la vida normal de antes.

Desde el gobierno, quienes deben de innovar no lo han hecho.

Toluca parece ser, desde hace muchos años, ajena a la innovación.

Reproduce una y otra vez los mismos vicios que hace que cada la vida en sus barrios, colonias y pueblos la vida se deteriore cada vez más.

Esto en un contexto en que por más que salgan las personas de vacaciones a pesar del riesgo de la tercera ola para huir o distraerse de que sabe qué, por más que se insista en que con las vacunas los índices de riesgo de expansión de la pandemia se controlaran cuando se ha comprobado que el número de contagios no ha disminuido, a pesar de la insistencia en que hay que volver a la vida normal para ayudar a la economía, por más que se diga la innovación en la vida social no ha sido tan intensa ni tan significativa como debería.

Toluca aún sin pandemia no ha sido una ciudad que se haya caracterizado por innovación de la vida en comunidad. Sus gobiernos solo han buscado las mismas soluciones a los mismos problemas…y lo único que han hecho es hacerlos peores.

El ser una ciudad del tercer mundo no es excusa para no innovar. Ya lo han demostrado otras ciudades por ejemplo Medellín en Colombia, una ciudad azotada por el narcotráfico y la pobreza, fue ejemplo mundial en innovación del turismo y cuidado en el medio ambiente, la primera en introducir un teleférico para integrar las zonas marginadas y pobres al desarrollo del resto de la ciudad, a presentar innovadores planes culturales que la han hecho referente de otras zonas que incluyen su participación en la educación incluso a nivel de posgrado.

Todo eso fue posible porque los gobiernos estuvieron abiertos a una participación social muy importante en la solución de los problemas y porque pusieron a trabajar a su inteligencia a ofrecer alternativas de solución.

En Toluca sucede todo lo contrario. Los gobernantes llegan con proyectos que solo reflejan su personalidad, o lo que creen es útil para la ciudad y no han sido capaces de generar un proyecto colectivo. Dueños de los presupuestos disponen de ellos en proyectos que a ellos solo les interesan sin la menor participación social posible.

Un ejemplo basta: las cantidades de dinero que se han invertido en el centro de la ciudad, en detrimento de un desarrollo más equilibrado, son un exceso porque nunca ha sido proyecto final que integre…como todo está hecho de ocurrencias de los gobiernos en turno.

La pandemia era una oportunidad que se ha dejado ir pero en Toluca tal parece que la inteligencia y el sentido común están ausentes.

No hemos sido capaces de innovar en el transporte. Crear ciclovías seguras para trabajadores y traslado de personas

No hemos sido capaces de innovar en la vida de los barrios.

No hemos sido capaces de innovar en el transporte buscando otras alternativas como la bicicleta u nuevas modalidades de transporte colectivo.

No hemos sido capaces de innovar en el comercio.

No hemos sido capaces de innovar en la educación.

No hemos sido capaces de innovar nuestros jardines y espacios comunes.

No hemos sido capaces de replantear el desarrollo urbano.

No hemos sido de capaces de juntar modernidad con el pasado.

No hemos sido capaces de integrar a los pueblos al desarrollo.

No hemos sido capaces de integrar a las inteligencias a proyectos innovadores.

De nada ha servido de tener una Universidad que no le aporta nada a la ciudad y mucho menos inteligencia.

No hemos tenido, para nuestra desgracia, gobernantes que sean capaces de generar proyectos colectivos de trascendencia.

Tal vez conmemorar los 500 años de Toluca es solo recordar la tragedia en la que estamos sumidos desde hace mucho tiempo y sin gobernantes de quien sentirnos orgullosos.