/ lunes 24 de mayo de 2021

Contexto | Desacralizar a los políticos 

Habla el gobernante, el candidato, el que tiene el poder político y dice, de acuerdo a los sagrados escritos según Santana (López de, obvio).

“Heme aquí amado pueblo. Yo soy la esperanza y la vida. Sus destinos me pertenecen y ustedes me lo entregan como muestra de su admiración y sumisión. Les doy mi mano en forma de saludo para que me toquen y sientan el calor de mi halo protector, les permito se me acerquen y se retraten junto a mí para decorar mi altar en su casa. Siempre sonriente les diré como me aman, como me adoran porque soy la encarnación del poder y de sus vidas…soy su destino porque los controlo (vía los impuestos y sus declaraciones of course) y porque yo encarno la ley. Soy la ley de leyes. ”

“Mi vida es un constante sacrificio por ustedes, y todo eso les hace ver que soy el Supremo porque vivo y despacho en un palacio (sea federal, estatal o municipal, by the way), si los cito los hago esperar para verme porque así su placer será mayor al poder escucharme de cerca y saber que seré por instantes solo suyo, si los convoco a una reunión llegaré siempre tarde para que así sus ansias aumenten y puedan desbordar esa espera en gritos y vítores porque he llegado al fin!!!…y lo de las vallas ante mi presencia en actos masivos no es por seguridad, no por supuesto que no, es porque deben saber que hay siempre distancia entre ustedes y yo-el-sagrado gracias a su devoción.

“Soy elegido (gracias al voto de ustedes jejeje)…y cuido la investidura porque soy la encarnación de lo que ustedes desean…soy el único que con dedo flamígero puede señalar a los enemigos que si son míos son de ustedes porque yo solo represento lo que ustedes quieren, soy el alimento de los pobres (por eso los cuidamos) porque de ellos dependen el reino que quiero construir y por eso soy bueno, justo y moral ¡que vivan los pobres y se conserven porque yo les prometo el reino!”.

Y los gritos no se hicieron esperar, las mujeres con sus chllpayates en sus brazos le gritaban vivas, los miserables del campo sonreían porque tal vez un día dejarían de serlo, los marginados de las ciudades con emoción recibían las buenas nuevas y su sequito de seguidores, sus cercanos, le aplaudían fervorosamente mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas y ellos con su bienestar a cuestas estaban con sus camisas bien planchadas, sus relojes a la vista y sus sonrisas a flor de piel porque eran los privilegiados, los elegidos por el Yo el Todo, se sentían los representantes de los desposeídos.

Mientras, en un rincón, los tres compadres agazapados escuchaban atónitos el discurso del llamado por sí mismo el Supremo, el Justo...cuya imagen se reproducía y se limitaba a nivel municipal y regional.

Eso mismo lo habían visto y vivido en el municipio en el que vivían pero tal vez mas exagerado porque ahí todo era más burdo y más vulgar…ahí los lugares de adoración eran cada día y perpetuarse en el poder era un fin en sí mismo, la única posibilidad de sentirse amado y adorado porque de otra suerte serían nadie.

Uno de los compadres era un antropólogo y para tratar de explicar lo que acaban de escuchar se refiero que los políticos en México construían una imagen de lo sagrado en torno a ellos, es decir, casi como si fueran una divinidad, con lo que tiene de enigmática e indescifrable, y continuaba, los políticos se constituyen en objetos de devoción y de miedo y se encierran en la investidura”.

“Ya párale dijo el otro compadre, lo que debemos hacer es quitarles esa facha de lo sagrado que les da el poder en México. A ellos también les huele feo la boca, se echan pedos, vomitan, al levantarse tienen color a cama, están panzones, les hacen fotoshop para ponerlos más jóvenes, se les suelta el estómago, tienen agruras, les salen ojeras pero tienen todo y viven mejor que cualquiera y actúan y actúan…la gente debería exigirles que dejen de llamar Palacio donde despachan para que se les quite el sentirse reyecitos y se les debería dar la espalada cuando los convoquen a reuniones y lleguen tarde faltándole el respeto a todos o de plano hacerles el vacío y dejarlos solos.

Los tres sonrieron…estaban de acuerdo en acabar con esa idea de políticos sagrados.

Es cuestión ya de la gente.





Correo: contextotoluca@gmail.com

Habla el gobernante, el candidato, el que tiene el poder político y dice, de acuerdo a los sagrados escritos según Santana (López de, obvio).

“Heme aquí amado pueblo. Yo soy la esperanza y la vida. Sus destinos me pertenecen y ustedes me lo entregan como muestra de su admiración y sumisión. Les doy mi mano en forma de saludo para que me toquen y sientan el calor de mi halo protector, les permito se me acerquen y se retraten junto a mí para decorar mi altar en su casa. Siempre sonriente les diré como me aman, como me adoran porque soy la encarnación del poder y de sus vidas…soy su destino porque los controlo (vía los impuestos y sus declaraciones of course) y porque yo encarno la ley. Soy la ley de leyes. ”

“Mi vida es un constante sacrificio por ustedes, y todo eso les hace ver que soy el Supremo porque vivo y despacho en un palacio (sea federal, estatal o municipal, by the way), si los cito los hago esperar para verme porque así su placer será mayor al poder escucharme de cerca y saber que seré por instantes solo suyo, si los convoco a una reunión llegaré siempre tarde para que así sus ansias aumenten y puedan desbordar esa espera en gritos y vítores porque he llegado al fin!!!…y lo de las vallas ante mi presencia en actos masivos no es por seguridad, no por supuesto que no, es porque deben saber que hay siempre distancia entre ustedes y yo-el-sagrado gracias a su devoción.

“Soy elegido (gracias al voto de ustedes jejeje)…y cuido la investidura porque soy la encarnación de lo que ustedes desean…soy el único que con dedo flamígero puede señalar a los enemigos que si son míos son de ustedes porque yo solo represento lo que ustedes quieren, soy el alimento de los pobres (por eso los cuidamos) porque de ellos dependen el reino que quiero construir y por eso soy bueno, justo y moral ¡que vivan los pobres y se conserven porque yo les prometo el reino!”.

Y los gritos no se hicieron esperar, las mujeres con sus chllpayates en sus brazos le gritaban vivas, los miserables del campo sonreían porque tal vez un día dejarían de serlo, los marginados de las ciudades con emoción recibían las buenas nuevas y su sequito de seguidores, sus cercanos, le aplaudían fervorosamente mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas y ellos con su bienestar a cuestas estaban con sus camisas bien planchadas, sus relojes a la vista y sus sonrisas a flor de piel porque eran los privilegiados, los elegidos por el Yo el Todo, se sentían los representantes de los desposeídos.

Mientras, en un rincón, los tres compadres agazapados escuchaban atónitos el discurso del llamado por sí mismo el Supremo, el Justo...cuya imagen se reproducía y se limitaba a nivel municipal y regional.

Eso mismo lo habían visto y vivido en el municipio en el que vivían pero tal vez mas exagerado porque ahí todo era más burdo y más vulgar…ahí los lugares de adoración eran cada día y perpetuarse en el poder era un fin en sí mismo, la única posibilidad de sentirse amado y adorado porque de otra suerte serían nadie.

Uno de los compadres era un antropólogo y para tratar de explicar lo que acaban de escuchar se refiero que los políticos en México construían una imagen de lo sagrado en torno a ellos, es decir, casi como si fueran una divinidad, con lo que tiene de enigmática e indescifrable, y continuaba, los políticos se constituyen en objetos de devoción y de miedo y se encierran en la investidura”.

“Ya párale dijo el otro compadre, lo que debemos hacer es quitarles esa facha de lo sagrado que les da el poder en México. A ellos también les huele feo la boca, se echan pedos, vomitan, al levantarse tienen color a cama, están panzones, les hacen fotoshop para ponerlos más jóvenes, se les suelta el estómago, tienen agruras, les salen ojeras pero tienen todo y viven mejor que cualquiera y actúan y actúan…la gente debería exigirles que dejen de llamar Palacio donde despachan para que se les quite el sentirse reyecitos y se les debería dar la espalada cuando los convoquen a reuniones y lleguen tarde faltándole el respeto a todos o de plano hacerles el vacío y dejarlos solos.

Los tres sonrieron…estaban de acuerdo en acabar con esa idea de políticos sagrados.

Es cuestión ya de la gente.





Correo: contextotoluca@gmail.com