/ lunes 18 de abril de 2022

Contexto | Insensatez 

La insensatez parece dominar a la vida pública, la de aquí y la de allá también.

Se revela como la falta de juicio, de prudencia y de madurez.

Ese parece ser el signo de nuestro tiempo, del actuar las clases políticas de las de aquí y de las de allá. El pueblo, los pueblos están a su merced.

En nombre de la patria la verdad de cada uno excluye la del otro.

Se niegan el uno al otro en sociedades que son cada vez diversas, plurales y fragmentadas.

Es una pésima pedagogía para los pueblos. Para las generaciones por venir.

En la insensatez el mundo arece dividirse en dos. Sin ninguna búsqueda por la conciliación en sociedades complejas.

La insensatez, se dice, es una característica de aquellos que realizan acciones movidos solo por las pasiones en las que gana la irracionalidad y la imprudencia.

Muestran la inmadurez quienes son responsables del destino de las sociedades.

…y en ello va el destino de los pueblos.

Es lo que han mostrado nuestras clases políticas en el debate sobre la reforma eléctrica traducida en un diálogo de sordos que nos aturde a todos.

En el debate, en la conformación de ideas parece estar ausente la sociedad, en cuyo nombre se habla, así como las distintas formas de pensamiento que la conforman.

México es una sociedad diversa y compleja, con muchos actores locales y nacionales. Imposible reducirla a dos bandos.

Entre racionales el dialogo siempre es posible si se busca en beneficio común. En tratándose de la cosa pública, siempre hay la posibilidad de pensar en el bienestar de la gente antes que en posiciones simplistas o facciosas como reflejo de una manera de pensar única.

La insensatez impide construir consensos, en integrar voluntades en un propósito común.

Y eso no le conviene a México. Se empobrece su futuro…pero también el presente.

Y así también asistimos a la invasión de Ucrania por Rusia, por el espectáculo que el juego de paz y guerra entre las partes mientras los pueblos sufren de hambre, de dolor, de desesperanza.

La cordura parece no llegar, y la voluntad de un solo hombre, sea aquí o allá, parece dominar un discurso irreductible en favor de la violencia y los desencuentros.

Las sociedades merecen clases políticas y dirigentes sensatos que permitan a las sociedades resolver sus contradicciones y sus conflictos.

El resto es solo la pérdida de un tiempo valioso para resolver los problemas más profundos de las sociedades que le permitan vivir en la tolerancia y la conciliación.

En las intolerancias, en el espectáculo de los desencuentros, las sociedades son las que pierden.

La inmadurez de los actores políticos solo retrasa el avance de las sociedades y las llevan a un primitivismo que se creía ya superado.

Dicen que Buda afirmada que “el insensato que reconoce su insensatez es un sabio y que el insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato”.

Las sociedades requieren hombres sensatos que entiendan la complejidad de las sociedades actuales, de otra suerte la pedagogía del ejercicio del poder será siempre negativa para el resto de los actores políticos y un mal ejemplo. La insensatez hace de la política un pobre espectáculo de mercado o en un reality show que solo muestra la soberbia del poder.



Correo: contextotoluca@gmail.com

La insensatez parece dominar a la vida pública, la de aquí y la de allá también.

Se revela como la falta de juicio, de prudencia y de madurez.

Ese parece ser el signo de nuestro tiempo, del actuar las clases políticas de las de aquí y de las de allá. El pueblo, los pueblos están a su merced.

En nombre de la patria la verdad de cada uno excluye la del otro.

Se niegan el uno al otro en sociedades que son cada vez diversas, plurales y fragmentadas.

Es una pésima pedagogía para los pueblos. Para las generaciones por venir.

En la insensatez el mundo arece dividirse en dos. Sin ninguna búsqueda por la conciliación en sociedades complejas.

La insensatez, se dice, es una característica de aquellos que realizan acciones movidos solo por las pasiones en las que gana la irracionalidad y la imprudencia.

Muestran la inmadurez quienes son responsables del destino de las sociedades.

…y en ello va el destino de los pueblos.

Es lo que han mostrado nuestras clases políticas en el debate sobre la reforma eléctrica traducida en un diálogo de sordos que nos aturde a todos.

En el debate, en la conformación de ideas parece estar ausente la sociedad, en cuyo nombre se habla, así como las distintas formas de pensamiento que la conforman.

México es una sociedad diversa y compleja, con muchos actores locales y nacionales. Imposible reducirla a dos bandos.

Entre racionales el dialogo siempre es posible si se busca en beneficio común. En tratándose de la cosa pública, siempre hay la posibilidad de pensar en el bienestar de la gente antes que en posiciones simplistas o facciosas como reflejo de una manera de pensar única.

La insensatez impide construir consensos, en integrar voluntades en un propósito común.

Y eso no le conviene a México. Se empobrece su futuro…pero también el presente.

Y así también asistimos a la invasión de Ucrania por Rusia, por el espectáculo que el juego de paz y guerra entre las partes mientras los pueblos sufren de hambre, de dolor, de desesperanza.

La cordura parece no llegar, y la voluntad de un solo hombre, sea aquí o allá, parece dominar un discurso irreductible en favor de la violencia y los desencuentros.

Las sociedades merecen clases políticas y dirigentes sensatos que permitan a las sociedades resolver sus contradicciones y sus conflictos.

El resto es solo la pérdida de un tiempo valioso para resolver los problemas más profundos de las sociedades que le permitan vivir en la tolerancia y la conciliación.

En las intolerancias, en el espectáculo de los desencuentros, las sociedades son las que pierden.

La inmadurez de los actores políticos solo retrasa el avance de las sociedades y las llevan a un primitivismo que se creía ya superado.

Dicen que Buda afirmada que “el insensato que reconoce su insensatez es un sabio y que el insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato”.

Las sociedades requieren hombres sensatos que entiendan la complejidad de las sociedades actuales, de otra suerte la pedagogía del ejercicio del poder será siempre negativa para el resto de los actores políticos y un mal ejemplo. La insensatez hace de la política un pobre espectáculo de mercado o en un reality show que solo muestra la soberbia del poder.



Correo: contextotoluca@gmail.com