/ lunes 11 de enero de 2021

Contexto | Lo peor está por venir y el gobierno no se deja ayudar


“…y lo peor está por venir”, ha dicho Angela Merkel, la canciller alemana al referirse a la pandemia.

En efecto, el número de muertos y de contagios ha aumentado de manera dramática en Alemania: los hospitales se llenan, el personal médico esta exhausto, el efecto de las vacunas que en Europa se ha aplicado por millones no han disminuido la tragedia.

…y lo peor está por venir.

Pero lo mismo sucede en Inglaterra, en Francia, en Bélgica, en Estados Unidos, en Brasil, en Bolivia, en la India…y en México.

El tamaño del drama ya es inimaginable.

Es mayor cuando la tragedia ha alcanzado a alguien cercano. Y pasa en todas partes.

¿Serán los efectos de las reuniones familiares de las fiestas de diciembre y de año nuevo?, ¿serán los efectos de la búsqueda de ingreso de los sectores más frágiles de la sociedad? ¿Será la desesperación por el encierro? ¿Será la falta de claridad en el gobierno para orientar a la población? ¿Será la falta de cuidado personal y de solidaridad social para cumplir con las medidas de prevención?

En México la tragedia está creciendo en todas las regiones del país, prácticamente ninguna se salva.

Los consultorios de las regiones más pobres, sean públicos o privados, están llenos de gente esperando ser atendida. Dígase lo que se diga, en muchos lugares se está dejando morir a la gente por no contar con los medios para ser atendida.

Familias completas se han contagiado y se hace poco por ellas.

Las redes sociales son espacios frecuentes de esquelas y de obituarios, las salas de cremación están llenas y los ataúdes empiezan a escasear.

¿Mientras que hace el gobierno para disminuir la tragedia?

¿Una campaña permanente para crear la sensación de que la vacuna ya llegó y que nos va a resolver el problema?

¿Hacer públicos las diferencias políticas entre partidos y actores políticos para distraer del problema principal que afecta a las familias?

¿Hacer que las estadísticas de muertos nos convenzan de la normalidad de la muerte?

¿Hacernos creer que se hace lo necesario para evitar el dolor, la muerte y el drama cuando la realidad la terca realidad viene demostrando lo contrario?

¿Hacer creer que con los apoyos económicos que se reparten se podrá aliviar el dolor, cuando para muchos ni siquiera les alcanza para comprar medicinas?

La estrategia para la enfermedad y la vacunación no es clara.

Una cosa es cierta. El gobierno no puede solo. Necesita de la sociedad para atender la salud de todos.

Tratar de hacer las cosas con las solas instancias gubernamentales es desconfiar de las instituciones mexicanas y con ello reduce la atención para instrumentar un programa de vacunas.

¿Por qué la estrategia no contempla el aprovechar la infraestructura humana y física de la Universidades y empezar a preparar los espacios y capacitar a miles de estudiantes de medicina y enfermeras para aplicar las vacunas para el momento en que lleguen?

¿Por qué no aprovechar en talento local, el de las comunidades para establecer un plan de salud frente a la pandemia?

¿Por qué no hacer una convocatoria social para atenderla?

La solución de la pandemia y su atención no debe ser mérito de un solo gobierno que centre las decisiones y los medios sino una movilización social de todos los activos con que cuenta México para poder atender la emergencia.

De otra suerte, las medidas del gobierno instrumentadas a la fecha solo nos tendrán como destino la muerte.

La necro política, que es poder político para determinar cómo los miembros de una sociedad deben morir, es el derecho de las clases políticas para decidir cómo vamos a morir.

Ese derecho parece ser patrimonio único del gobierno. Es también un medio para controlar y someter a la sociedad.


“…y lo peor está por venir”, ha dicho Angela Merkel, la canciller alemana al referirse a la pandemia.

En efecto, el número de muertos y de contagios ha aumentado de manera dramática en Alemania: los hospitales se llenan, el personal médico esta exhausto, el efecto de las vacunas que en Europa se ha aplicado por millones no han disminuido la tragedia.

…y lo peor está por venir.

Pero lo mismo sucede en Inglaterra, en Francia, en Bélgica, en Estados Unidos, en Brasil, en Bolivia, en la India…y en México.

El tamaño del drama ya es inimaginable.

Es mayor cuando la tragedia ha alcanzado a alguien cercano. Y pasa en todas partes.

¿Serán los efectos de las reuniones familiares de las fiestas de diciembre y de año nuevo?, ¿serán los efectos de la búsqueda de ingreso de los sectores más frágiles de la sociedad? ¿Será la desesperación por el encierro? ¿Será la falta de claridad en el gobierno para orientar a la población? ¿Será la falta de cuidado personal y de solidaridad social para cumplir con las medidas de prevención?

En México la tragedia está creciendo en todas las regiones del país, prácticamente ninguna se salva.

Los consultorios de las regiones más pobres, sean públicos o privados, están llenos de gente esperando ser atendida. Dígase lo que se diga, en muchos lugares se está dejando morir a la gente por no contar con los medios para ser atendida.

Familias completas se han contagiado y se hace poco por ellas.

Las redes sociales son espacios frecuentes de esquelas y de obituarios, las salas de cremación están llenas y los ataúdes empiezan a escasear.

¿Mientras que hace el gobierno para disminuir la tragedia?

¿Una campaña permanente para crear la sensación de que la vacuna ya llegó y que nos va a resolver el problema?

¿Hacer públicos las diferencias políticas entre partidos y actores políticos para distraer del problema principal que afecta a las familias?

¿Hacer que las estadísticas de muertos nos convenzan de la normalidad de la muerte?

¿Hacernos creer que se hace lo necesario para evitar el dolor, la muerte y el drama cuando la realidad la terca realidad viene demostrando lo contrario?

¿Hacer creer que con los apoyos económicos que se reparten se podrá aliviar el dolor, cuando para muchos ni siquiera les alcanza para comprar medicinas?

La estrategia para la enfermedad y la vacunación no es clara.

Una cosa es cierta. El gobierno no puede solo. Necesita de la sociedad para atender la salud de todos.

Tratar de hacer las cosas con las solas instancias gubernamentales es desconfiar de las instituciones mexicanas y con ello reduce la atención para instrumentar un programa de vacunas.

¿Por qué la estrategia no contempla el aprovechar la infraestructura humana y física de la Universidades y empezar a preparar los espacios y capacitar a miles de estudiantes de medicina y enfermeras para aplicar las vacunas para el momento en que lleguen?

¿Por qué no aprovechar en talento local, el de las comunidades para establecer un plan de salud frente a la pandemia?

¿Por qué no hacer una convocatoria social para atenderla?

La solución de la pandemia y su atención no debe ser mérito de un solo gobierno que centre las decisiones y los medios sino una movilización social de todos los activos con que cuenta México para poder atender la emergencia.

De otra suerte, las medidas del gobierno instrumentadas a la fecha solo nos tendrán como destino la muerte.

La necro política, que es poder político para determinar cómo los miembros de una sociedad deben morir, es el derecho de las clases políticas para decidir cómo vamos a morir.

Ese derecho parece ser patrimonio único del gobierno. Es también un medio para controlar y someter a la sociedad.