/ sábado 25 de septiembre de 2021

Reflexiones en textos cortos | Las opiniones después de la Pandemia


Los últimos en la línea, los mayores de 18 años y hasta los 29 están siendo vacunados. Con ello la implicación de vislumbrar el final de la Pandemia. Sin embargo, aún falta mucho para regresar a la interacción física sin intermediarios técnicos; por un buen rato se seguirá pensando en la sana distancia, el cubrebocas y toda clase de desinfectantes; que por cierto: “sanitizar” es un verbo inventado recientemente, no existe en el diccionario; de hecho al momento de escribir esta columna,“Word” me subraya en rojo la palabra. Aunque desde hace más de un año, sabemos que cuando se habla de “sanitizar” nos referimos a la forma en la que nos enfrentamos al Covid.

Me causa intriga qué pasará dentro de la agenda noticiosa, sobre todo de aquellos que han hecho de la Pandemia su tema diario; al igual de los que opinan sobre este tema sin cesar en sus redes sociales, condenan las fiestas, reuniones, aglomeraciones en lugares públicos, reapertura en espacios que se están volviendo concurridos. ¿Sobre qué opinarán después de la pandemia?.

La opinión por sí misma ya no me resulta interesante, todos opinan y nada les impide emitir un comentario en la internet, lo único que necesitan es una conexión que les garantice expresarse.

No me preocupan los temas que formarán parte de la opinión mayoritaria cuando la Pandemia esté fuera de los medios de comunicación, me seguirá preocupando la opinión desde lo vacío y las creencias de los usuarios que no aportarán conocimiento; si no que alimentarán la incertidumbre que no resolverá.

Uno de las reflexiones filosóficas más interesantes es que para que la verdad sea verdad tiene que ser evidente para todos; de lo contrario se vuelve opinión. En redes sociales la búsqueda por la evidencia generalizada no existe. Pues Facebook, por ejemplo, ha llegado a constituir una utilidad para buscar un espacio de ser, dado que existen espacios que limitan y reprimen; desde la familia, la prensa, la escuela, los amigos, la iglesia. Las redes sociales se convierten en la válvula de escape respecto a las deficiencias del sistema; de aplicar justicia o garantizar la igualdad entre los sujetos, por ejemplo.

Hace unos días me preguntaban sobre qué pensaba respecto al hate que existe en las redes sociales. Mi respuesta está relacionada a ese control de las conductas y la insistencia de cancelar o censurar lo que se dice porque puede desencadenar o provocar aquello que precisamente no se resuelve en el sistema de justicia. Por ejemplo, se pretende censurar el humor sexista, clasista, homofóbico, racista o misógino, quiere evitarse algo que sabemos que si se provoca no se podrá resolver mediante otras instancias. El temor a un chiste que pueda denigrar a la mujer y desatar esa clase de conductas, es una forma de ajusticiar a partir de la cancelación. Es más fácil cancelar en Facebook que reducir la violencia de género y el acoso sexual.

De dónde surge la opinión y quiénes somos al emitirla; esa es la cuestión.


Los últimos en la línea, los mayores de 18 años y hasta los 29 están siendo vacunados. Con ello la implicación de vislumbrar el final de la Pandemia. Sin embargo, aún falta mucho para regresar a la interacción física sin intermediarios técnicos; por un buen rato se seguirá pensando en la sana distancia, el cubrebocas y toda clase de desinfectantes; que por cierto: “sanitizar” es un verbo inventado recientemente, no existe en el diccionario; de hecho al momento de escribir esta columna,“Word” me subraya en rojo la palabra. Aunque desde hace más de un año, sabemos que cuando se habla de “sanitizar” nos referimos a la forma en la que nos enfrentamos al Covid.

Me causa intriga qué pasará dentro de la agenda noticiosa, sobre todo de aquellos que han hecho de la Pandemia su tema diario; al igual de los que opinan sobre este tema sin cesar en sus redes sociales, condenan las fiestas, reuniones, aglomeraciones en lugares públicos, reapertura en espacios que se están volviendo concurridos. ¿Sobre qué opinarán después de la pandemia?.

La opinión por sí misma ya no me resulta interesante, todos opinan y nada les impide emitir un comentario en la internet, lo único que necesitan es una conexión que les garantice expresarse.

No me preocupan los temas que formarán parte de la opinión mayoritaria cuando la Pandemia esté fuera de los medios de comunicación, me seguirá preocupando la opinión desde lo vacío y las creencias de los usuarios que no aportarán conocimiento; si no que alimentarán la incertidumbre que no resolverá.

Uno de las reflexiones filosóficas más interesantes es que para que la verdad sea verdad tiene que ser evidente para todos; de lo contrario se vuelve opinión. En redes sociales la búsqueda por la evidencia generalizada no existe. Pues Facebook, por ejemplo, ha llegado a constituir una utilidad para buscar un espacio de ser, dado que existen espacios que limitan y reprimen; desde la familia, la prensa, la escuela, los amigos, la iglesia. Las redes sociales se convierten en la válvula de escape respecto a las deficiencias del sistema; de aplicar justicia o garantizar la igualdad entre los sujetos, por ejemplo.

Hace unos días me preguntaban sobre qué pensaba respecto al hate que existe en las redes sociales. Mi respuesta está relacionada a ese control de las conductas y la insistencia de cancelar o censurar lo que se dice porque puede desencadenar o provocar aquello que precisamente no se resuelve en el sistema de justicia. Por ejemplo, se pretende censurar el humor sexista, clasista, homofóbico, racista o misógino, quiere evitarse algo que sabemos que si se provoca no se podrá resolver mediante otras instancias. El temor a un chiste que pueda denigrar a la mujer y desatar esa clase de conductas, es una forma de ajusticiar a partir de la cancelación. Es más fácil cancelar en Facebook que reducir la violencia de género y el acoso sexual.

De dónde surge la opinión y quiénes somos al emitirla; esa es la cuestión.