La gran batalla de la maestra
“Genio y figura, hasta la sepultura”. Así reza uno de los adagios más populares de nuestros ancestros, aduciendo que la persona, hombre o mujer, nace y muere con sus virtudes y defectos. Lo anterior viene a cuento, porque la Maestra Elba Esther Gordillo, actualmente en prisión domiciliaria, acaba de hacer, a mi modo de ver, una jugada política de tres bandas, a pesar de su avanzada edad -73 años- y de que sus derechos políticos los tiene suspendidos.
A finales de 2017, el Partido Nueva Alianza (PANAL) que ella creó en 2005, se había negado a formar coalición con el PRI para las elecciones presidenciales de 2018, como había sido costumbre. Su negativa coincidía con la oposición del gobierno del presidente Peña para que el juez de la causa le concediera, a la Maestra Gordillo, el beneficio de la prisión domiciliaria, dada su edad y su estado de salud.
Algún arreglo político tuvo que haber, aunque las partes lo nieguen, para que el 18 de diciembre de 2017 se le concediera a la Maestra la prisión domiciliaria en la comodidad de su casa, ubicada en la zona exclusiva de la colonia Polanco de la Ciudad de México, al tiempo que el Panal firmaba con el PRI la coalición que éste último necesitaba para asegurar el triunfo del precandidato José Antonio Meade.
Al parecer, el PRI-gobierno amarraba con ello el voto de un importante sector electoral, como lo es el de los maestros federalizados de educación preescolar, primaria y secundaria, que en su mayoría supuestamente pertenecen al Panal y que electoralmente representan cientos de miles de votos; de esta manera, Elba Esther cumplía con la hipotética concertación: ‘yo me voy a la comodidad de mi casa y tú obtienes la alianza con el partido que yo formé’. Pero no contaban con la astucia de la Maestra que por años le ha valido para estar siempre al lado del vencedor.
A principios de enero de este 2018, su nieto querido, René Fujiwara Montelongo, actual diputado federal, anunció su incorporación al equipo de campaña de López Obrador, y el 7 de febrero concretó esta decisión, renunciando al Panal, junto con un grupo de jóvenes. Es de suponer que la decisión del joven diputado no fue espontánea, sino motivada por su abuela, la Maestra. A los pocos días, los medios informativos del país daban cuenta de que su yerno, Fernando González, exsubsecretario de Educación Básica de la SEP, durante el gobierno de Felipe Calderón, se incorporaba también como operador político de López Obrador. ¿Alguien se atrevería a señalar que ambos casos son mera coincidencia?
El viernes antepasado, 2 de febrero, el Sol de Toluca, en su Sección Nacional, publicó la entrevista que Fernando González concedió un día antes a ese medio nacional. A pregunta del reportero, el exsubsecretario de la SEP manifestó que “a la Maestra no la mueve la venganza porque se asume como ‘una mujer de estado’ y decide en función de lo que más le conviene al país”. Lo expuesto por el exsubsecretario confirma que tanto el nieto como el yerno obedecen instrucciones de la Maestra. Entre otras cosas que declaró, destaca que el 85 % de los maestros del SNTE ya se encuentran trabajando en favor del tabasqueño. Tratando de confirmar esa información, que me parecía demasiado atrevida, me animé a dialogar con algunos maestros federalizados conocidos; todos me confirmaron que, aquí “entre nous”, ya se encuentran trabajando para la causa de López Obrador.
Los datos anteriores deberían de preocupar enormemente tanto al PRI como a su precandidato Meade, pues Andrés Manuel que parece fortalecerse cada día que pasa, tendría el apoyo que nadie ha logrado obtener: el del CNTE y el de la SNTE. Y de ganar éste la elección, como parece que será, su epitafio que pronosticó tendría sentido: “Aquí yace una guerrera…”(C)
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