/ lunes 4 de enero de 2021

Contexto | 2020-2021 

Tengo la impresión de que para muchos el cambio de año no significará mucho.

Tal vez todo siga igual y tal vez algo cambie…o a lo mejor no.

Es la incertidumbre la que domina y sobre todo la de nuestra propia vida.

La pandemia nos cambió la noción del tiempo y sobre todo la del tiempo personal porque, como nunca, estas generaciones se han enfrentado a la idea de la tragedia, de miedo, de temor, de sentirse un poco parte de algo y de nada.

En prácticamente todos los países del mundo, más allá de ideologías, de idiomas o de creencias los sentimientos son compartidos y casi los mismos.

La idea de la pandemia y sus efectos, gracias a las redes sociales, se han normalizado.

Hoy un francés, un mexicano, un hindú, un austriaco, un español piensan en forma similar sobre la pandemia y las posibles vacunas, todos tienen las mismas dudas, las mismas incertidumbres, los mismos temores o las mismas esperanzas.

La diferencia está en quienes se hacen responsables de la gestión de la pandemia en los diferentes países. Los alemanes, los noruegos, los daneses, los neozelandeses, creen en su mayoría en sus gobiernos.

No sucede así en todos.

En México, las dudas sobre la gestión son casi cotidianas: se pone en duda el número de muertos, la disponibilidad de camas, el temor de ir a un hospital público e incluso de la distribución y aplicación de las vacunas que se han caracterizado, así sea excepcionalmente, por no claros manejos.

En nuestro país, lo más grave es que se ha venido jugando con la esperanza y las expectativas de la gente siempre en un futuro que está por venir. Eso está provocando más desinformación, incertidumbre e inconformidad entre las personas.

Por ello se pone en duda la credibilidad de los gobiernos a pesar de las campañas mediáticas intensas porque las realidades están mostrando lo contrario.

¿Qué esperar de 2021?

Las respuestas deben buscarse en lo individual como en lo colectivo.

La dirección de los gobiernos es fundamental para crear un sistema colectivo de confianza.

Apostar todo a la vacuna no está resolviendo los problemas. El Reino Unido que ha empezado a vacunar de manera masiva, sigue enfrentando grandes problemas por contagios en los últimos días. Alemania sigue con planes de confinamiento muy estrictos, al igual que Francia o Austria.

Por ello se deben generar políticas públicas que permitan crear confianza y certidumbre entre la población y acompañar a las medidas sanitarias medidas económicas para atenuar esa fábrica de pobres y desempleados en que se ha convertido la pandemia y su mala gestión.

2021 puede ser una continuidad de la tragedia o la esperanza de construir un mundo mejor de todo lo aprendido y de lo que la pandemia ha dejado: mayor equilibrio del hombre con la naturaleza, mejor cuidado del sentido de comunidad, y desarrollar esquemas novedosos del quehacer económico, en donde el estado no sea ya el actor preponderante pero tampoco la visión capitalista, la de la mano invisible, debe dominar.



Correo: contextotoluca@gmail.com


Tengo la impresión de que para muchos el cambio de año no significará mucho.

Tal vez todo siga igual y tal vez algo cambie…o a lo mejor no.

Es la incertidumbre la que domina y sobre todo la de nuestra propia vida.

La pandemia nos cambió la noción del tiempo y sobre todo la del tiempo personal porque, como nunca, estas generaciones se han enfrentado a la idea de la tragedia, de miedo, de temor, de sentirse un poco parte de algo y de nada.

En prácticamente todos los países del mundo, más allá de ideologías, de idiomas o de creencias los sentimientos son compartidos y casi los mismos.

La idea de la pandemia y sus efectos, gracias a las redes sociales, se han normalizado.

Hoy un francés, un mexicano, un hindú, un austriaco, un español piensan en forma similar sobre la pandemia y las posibles vacunas, todos tienen las mismas dudas, las mismas incertidumbres, los mismos temores o las mismas esperanzas.

La diferencia está en quienes se hacen responsables de la gestión de la pandemia en los diferentes países. Los alemanes, los noruegos, los daneses, los neozelandeses, creen en su mayoría en sus gobiernos.

No sucede así en todos.

En México, las dudas sobre la gestión son casi cotidianas: se pone en duda el número de muertos, la disponibilidad de camas, el temor de ir a un hospital público e incluso de la distribución y aplicación de las vacunas que se han caracterizado, así sea excepcionalmente, por no claros manejos.

En nuestro país, lo más grave es que se ha venido jugando con la esperanza y las expectativas de la gente siempre en un futuro que está por venir. Eso está provocando más desinformación, incertidumbre e inconformidad entre las personas.

Por ello se pone en duda la credibilidad de los gobiernos a pesar de las campañas mediáticas intensas porque las realidades están mostrando lo contrario.

¿Qué esperar de 2021?

Las respuestas deben buscarse en lo individual como en lo colectivo.

La dirección de los gobiernos es fundamental para crear un sistema colectivo de confianza.

Apostar todo a la vacuna no está resolviendo los problemas. El Reino Unido que ha empezado a vacunar de manera masiva, sigue enfrentando grandes problemas por contagios en los últimos días. Alemania sigue con planes de confinamiento muy estrictos, al igual que Francia o Austria.

Por ello se deben generar políticas públicas que permitan crear confianza y certidumbre entre la población y acompañar a las medidas sanitarias medidas económicas para atenuar esa fábrica de pobres y desempleados en que se ha convertido la pandemia y su mala gestión.

2021 puede ser una continuidad de la tragedia o la esperanza de construir un mundo mejor de todo lo aprendido y de lo que la pandemia ha dejado: mayor equilibrio del hombre con la naturaleza, mejor cuidado del sentido de comunidad, y desarrollar esquemas novedosos del quehacer económico, en donde el estado no sea ya el actor preponderante pero tampoco la visión capitalista, la de la mano invisible, debe dominar.



Correo: contextotoluca@gmail.com