/ jueves 16 de noviembre de 2017

Hablemos de Paz y No Violencia

Es la conclusión a la que llega la encuesta Latinobarómetro 2017: la calidad de la democracia en América Latina va en declive pero, como pasa con la diabetes, los síntomas de la enfermedad son invisibles: se puede constatar su existencia haciendo análisis pero, salvo excepciones, los países latinos no reflejan síntomas que generen alarma o reacción de sus actores políticos.

En general, en América Latina el declive democrático se ha acentuado con la baja sistemática del apoyo y satisfacción de una ciudadanía que aprueba cada vez menos a sus gobernantes y opinan que éstos gobiernan para muy pocos, entre otros indicadores que revelan la “desconsolidación” de los avances logrados. En casi todos los países se tiene dicha percepción, con excepción de Uruguay, tal vez el más democrático de la región.

México ha tenido una disminución significativa de apoyo a la democracia desde el año 2002, en que el apoyo llegó al 63%, al 2017 en que cae a 38%. De hecho disminuyó 10 puntos porcentuales de 2016 (48%) a 2017 y es la primera vez que el apoyo se ubica por debajo de 40%. Esto ubica a México 15 puntos por debajo del promedio de apoyo en Latinoamérica (53%), como uno de los países donde menos se apoya la democracia (al nivel de Centroamérica) y entre los que mayor deterioro han tenido en su democracia (como Perú y Bolivia). En “Democracia Churchilliana”, México es el país que menos concuerda con la frase: “la democracia tiene problemas pero es el mejor sistema de gobierno”, sólo 54% la apoyan frente al promedio latino de 69%.

Al evaluar la democracia, sólo 2% de los mexicanos afirma vivir en democracia plena (aquí México se ubica en segundo lugar, por arriba de Brasil). En calificación del 1 al 10, toda la región reprueba con 5.5 (a excepción de Uruguay, Costa Rica, Argentina y Ecuador), pero México es el tercer país más bajo con 4.7 de calificación (por arriba de El Salvador y Brasil). En satisfacción con la democracia, sólo 18% de mexicanos está satisfecho contra 30% promedio de los latinos. En contraste, 90% piensa que el país está gobernado por “Grupos poderosos en su propio beneficio” (lo rebasa Brasil con 97% de brasileños que piensan igual). Como consecuencia, sólo 20% de mexicanos aprueba la gestión del presidente Peña (los presidentes Salvador Sánchez de El Salvador y Michel Temer de Brasil tienen menor aprobación: 17% y 6% respectivamente), siendo el nivel más bajo de aprobación de 2002 a la fecha.

En confianza hacia las instituciones, al igual que la mayoría de latinos, los mexicanos valoran más a aquellas que tratan a todos por igual (63%) y a las que cumplen promesas (43%), no obstante son los que valoran menos a las instituciones fiscalizadas: sólo 16% valora este aspecto, lo que es malo, pues la rendición de cuentas es indicador de una democracia sana. A su vez, los mexicanos confían sobre todo en la iglesia (58%) y el ejército (51%); la confianza cae a 33% para los institutos electorales, 23% para el poder judicial, 22% para el Congreso, 15% para el gobierno y para los partidos políticos la confianza está por los suelos: sólo 9% confía en ellos. Además, es el país con menor confianza en la policía, ya que 21% cree en esta institución.

Es así como Latinobarómetro muestra el rápido deterioro de la salud democrática de nuestro país, el cual sufre de diabetes sin que los políticos y los mexicanos de a pie nos percatemos de ello.

 

rodrigo.pynv@hotmail.com

 

 

 

 

Es la conclusión a la que llega la encuesta Latinobarómetro 2017: la calidad de la democracia en América Latina va en declive pero, como pasa con la diabetes, los síntomas de la enfermedad son invisibles: se puede constatar su existencia haciendo análisis pero, salvo excepciones, los países latinos no reflejan síntomas que generen alarma o reacción de sus actores políticos.

En general, en América Latina el declive democrático se ha acentuado con la baja sistemática del apoyo y satisfacción de una ciudadanía que aprueba cada vez menos a sus gobernantes y opinan que éstos gobiernan para muy pocos, entre otros indicadores que revelan la “desconsolidación” de los avances logrados. En casi todos los países se tiene dicha percepción, con excepción de Uruguay, tal vez el más democrático de la región.

México ha tenido una disminución significativa de apoyo a la democracia desde el año 2002, en que el apoyo llegó al 63%, al 2017 en que cae a 38%. De hecho disminuyó 10 puntos porcentuales de 2016 (48%) a 2017 y es la primera vez que el apoyo se ubica por debajo de 40%. Esto ubica a México 15 puntos por debajo del promedio de apoyo en Latinoamérica (53%), como uno de los países donde menos se apoya la democracia (al nivel de Centroamérica) y entre los que mayor deterioro han tenido en su democracia (como Perú y Bolivia). En “Democracia Churchilliana”, México es el país que menos concuerda con la frase: “la democracia tiene problemas pero es el mejor sistema de gobierno”, sólo 54% la apoyan frente al promedio latino de 69%.

Al evaluar la democracia, sólo 2% de los mexicanos afirma vivir en democracia plena (aquí México se ubica en segundo lugar, por arriba de Brasil). En calificación del 1 al 10, toda la región reprueba con 5.5 (a excepción de Uruguay, Costa Rica, Argentina y Ecuador), pero México es el tercer país más bajo con 4.7 de calificación (por arriba de El Salvador y Brasil). En satisfacción con la democracia, sólo 18% de mexicanos está satisfecho contra 30% promedio de los latinos. En contraste, 90% piensa que el país está gobernado por “Grupos poderosos en su propio beneficio” (lo rebasa Brasil con 97% de brasileños que piensan igual). Como consecuencia, sólo 20% de mexicanos aprueba la gestión del presidente Peña (los presidentes Salvador Sánchez de El Salvador y Michel Temer de Brasil tienen menor aprobación: 17% y 6% respectivamente), siendo el nivel más bajo de aprobación de 2002 a la fecha.

En confianza hacia las instituciones, al igual que la mayoría de latinos, los mexicanos valoran más a aquellas que tratan a todos por igual (63%) y a las que cumplen promesas (43%), no obstante son los que valoran menos a las instituciones fiscalizadas: sólo 16% valora este aspecto, lo que es malo, pues la rendición de cuentas es indicador de una democracia sana. A su vez, los mexicanos confían sobre todo en la iglesia (58%) y el ejército (51%); la confianza cae a 33% para los institutos electorales, 23% para el poder judicial, 22% para el Congreso, 15% para el gobierno y para los partidos políticos la confianza está por los suelos: sólo 9% confía en ellos. Además, es el país con menor confianza en la policía, ya que 21% cree en esta institución.

Es así como Latinobarómetro muestra el rápido deterioro de la salud democrática de nuestro país, el cual sufre de diabetes sin que los políticos y los mexicanos de a pie nos percatemos de ello.

 

rodrigo.pynv@hotmail.com

 

 

 

 

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