/ jueves 21 de diciembre de 2017

Hablemos de Paz y No Violencia

Duele no poder visitar el estado de Guerrero con la tranquilidad que debe tener quien quiera remojarse en las playas de Zihuatanejo y Acapulco, o conocer sitios y sucesos históricos en Ayutla, Chilpancingo e Iguala. La verdad es que más allá de Taxco difícilmente me aventuro por la inseguridad. Es triste, pues Guerrero es una entidad con mucha historia aunque, desafortunadamente, buena parte es historia de violencia y guerras: durante la insurgencia, Morelos incendió el territorio; luego vino Vicente Guerrero que hizo de éste su terruño rebelde; el último insurgente, Juan Álvarez, en 1855 tumbó a Santa Anna de la presidencia con su revolución de Ayutla. Más adelante fue bastión de revolucionarios y durante el siglo XX fue cuna de guerrillas rurales como los “Cívicos” de Genaro Vázquez, el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Y como cereza en el pastel, en 2014 el narco desapareció a 43 normalistas de Ayotzinapa.

No obstante, un hijo distinguido del estado de Guerrero, Ignacio Manuel Altamirano (Tixtla, 1834; Italia, 1893), prominente liberal de la Reforma juarista y gran escritor del siglo XIX, cuya Alma Mater fue el Instituto Científico y Literario de Toluca donde hizo estudios profesionales, nos legó una de las más importantes novelas del romanticismo decimonónico mexicano: “La Navidad en las montañas”. Novela publicada en 1871, cuyas montañas pueden ser cualesquiera de Guerrero, refleja las tradiciones navideñas de la época en el contexto de la guerra de Reforma.

En suma, es la narración del encuentro de dos personajes en apariencia opuestos: un militar perteneciente a las filas liberales y un sacerdote español. A pesar de que el militar, liberal furibundo, llega a un pueblo montañoso, prejuiciado por tener que encontrarse con un cura que sólo por su condición eclesiástica y extranjera necesariamente tiene que ser conservador, entre ambos se entabla un diálogo honesto y constructivo pues resulta ser un cura progresista, no imbuido de las ideas retardatarias de muchos eclesiásticos de la época y que con su esfuerzo ha logrado que la gente prospere, haciendo que el militar se despoje de sus prejuicios, baje la guardia y alabe su labor. Se trata de una verdadera metáfora de la solución del conflicto reformista y de la posibilidad del entendimiento entre liberales y conservadores.

De hecho, al restaurarse la República en 1867, Altamirano fue promotor activo de la conciliación entre los bandos contrarios para que, en un ambiente más armónico y de concordia, floreciera nuevamente la cultura. Además, para Altamirano, el género de la novela tiene una importante función social que se puede aprovechar para mejorar las condiciones de las masas y generar conciencia patriótica. Mediante la novela, el autor también evidencia los males del país como el militarismo, la mala educación, las desigualdades y la inseguridad, causas directas de conflictos internos. ¿No son, acaso, los mismos males que vivimos actualmente, aunque en diferente contexto? Por ello sugiero leer “La Navidad en las montañas”, libro que no solamente es acorde con la temporada sino que además nos deja una enseñanza para trascender los conflictos y hacer las paces bajo el influjo navideño, no sólo en Guerrero, sino en cualquier lugar de nuestro país. Aquí mismo en nuestra querida Toluca.

¡Feliz Navidad!

 

rodrigo.pynv@hotmail.com

 

Duele no poder visitar el estado de Guerrero con la tranquilidad que debe tener quien quiera remojarse en las playas de Zihuatanejo y Acapulco, o conocer sitios y sucesos históricos en Ayutla, Chilpancingo e Iguala. La verdad es que más allá de Taxco difícilmente me aventuro por la inseguridad. Es triste, pues Guerrero es una entidad con mucha historia aunque, desafortunadamente, buena parte es historia de violencia y guerras: durante la insurgencia, Morelos incendió el territorio; luego vino Vicente Guerrero que hizo de éste su terruño rebelde; el último insurgente, Juan Álvarez, en 1855 tumbó a Santa Anna de la presidencia con su revolución de Ayutla. Más adelante fue bastión de revolucionarios y durante el siglo XX fue cuna de guerrillas rurales como los “Cívicos” de Genaro Vázquez, el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Y como cereza en el pastel, en 2014 el narco desapareció a 43 normalistas de Ayotzinapa.

No obstante, un hijo distinguido del estado de Guerrero, Ignacio Manuel Altamirano (Tixtla, 1834; Italia, 1893), prominente liberal de la Reforma juarista y gran escritor del siglo XIX, cuya Alma Mater fue el Instituto Científico y Literario de Toluca donde hizo estudios profesionales, nos legó una de las más importantes novelas del romanticismo decimonónico mexicano: “La Navidad en las montañas”. Novela publicada en 1871, cuyas montañas pueden ser cualesquiera de Guerrero, refleja las tradiciones navideñas de la época en el contexto de la guerra de Reforma.

En suma, es la narración del encuentro de dos personajes en apariencia opuestos: un militar perteneciente a las filas liberales y un sacerdote español. A pesar de que el militar, liberal furibundo, llega a un pueblo montañoso, prejuiciado por tener que encontrarse con un cura que sólo por su condición eclesiástica y extranjera necesariamente tiene que ser conservador, entre ambos se entabla un diálogo honesto y constructivo pues resulta ser un cura progresista, no imbuido de las ideas retardatarias de muchos eclesiásticos de la época y que con su esfuerzo ha logrado que la gente prospere, haciendo que el militar se despoje de sus prejuicios, baje la guardia y alabe su labor. Se trata de una verdadera metáfora de la solución del conflicto reformista y de la posibilidad del entendimiento entre liberales y conservadores.

De hecho, al restaurarse la República en 1867, Altamirano fue promotor activo de la conciliación entre los bandos contrarios para que, en un ambiente más armónico y de concordia, floreciera nuevamente la cultura. Además, para Altamirano, el género de la novela tiene una importante función social que se puede aprovechar para mejorar las condiciones de las masas y generar conciencia patriótica. Mediante la novela, el autor también evidencia los males del país como el militarismo, la mala educación, las desigualdades y la inseguridad, causas directas de conflictos internos. ¿No son, acaso, los mismos males que vivimos actualmente, aunque en diferente contexto? Por ello sugiero leer “La Navidad en las montañas”, libro que no solamente es acorde con la temporada sino que además nos deja una enseñanza para trascender los conflictos y hacer las paces bajo el influjo navideño, no sólo en Guerrero, sino en cualquier lugar de nuestro país. Aquí mismo en nuestra querida Toluca.

¡Feliz Navidad!

 

rodrigo.pynv@hotmail.com

 

ÚLTIMASCOLUMNAS
jueves 19 de diciembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia | Efectos del austericidio

Efectos del austericidio

Rodrigo Sánchez Arce

jueves 12 de diciembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia | La maldición de Sao Paulo

La maldición de Sao Paulo

Rodrigo Sánchez Arce

jueves 05 de diciembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia | Lecciones desde Latinoamérica

Lecciones desde Latinoamérica

Rodrigo Sánchez Arce

jueves 28 de noviembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia | No existen las democracias iliberales

No existen las democracias iliberales

Rodrigo Sánchez Arce

jueves 21 de noviembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia | Revoluciones armadas, democracia y paz

Revoluciones armadas, democracia y paz

Rodrigo Sánchez Arce

jueves 14 de noviembre de 2019

Hablemos de Paz y No Violencia / El Evo que llega a México

El Evo que llega a México

Rodrigo Sánchez Arce

Cargar Más