Gobierno Federal Rico, Estados y Municipios Pobres
De acuerdo con la Unidad de Coordinación con las Entidades Federativas de la Secretaría de Hacienda (UCEF), las principales fuentes de ingresos de los estados son las Participaciones y las Aportaciones Federales, ya que representan en promedio el 80% de sus ingresos.
En el caso de los municipios y alcaldías ambos rubros representan en promedio el 61% de sus ingresos totales.
Consecuentemente, tenemos un gobierno federal rico frente a estados y municipios pobres, porque la Federación acapara las principales fuentes de ingresos.
Nuestro sistema federal padece las inercias del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal creado hace más de 40 años, por el entonces presidente José López Portillo, cuando este país era absolutamente otro.
La reforma en cuestión giró en torno de la abrogación del Impuesto sobre Ingresos Mercantiles (ISIM) y la expedición del IVA, así como del abandono del añejo ISR cedular para adoptar un sistema de ISR semi cedular, que ha estado vigente en las diferentes leyes de la materia expedidas desde entonces. Sin embargo, bajo una supuesta simplificación del pago de los impuestos y para evitar lo que entonces se denominó “el pago de impuestos en cascada”, se centralizo la recaudación de ambos impuestos a cambio de una participación a los estados, como compensación por lo que dejarían de recaudar.
Como el modelo tributario dio de sí a las primeras de cambio, los porcentajes de la recaudación participable fue aumentando gradualmente. Asimismo, a partir del Gobierno de Zedillo se crearon los fondos de aportaciones federales para la educación, la salud, etcétera, a partir de la transferencia de responsabilidades a los estados y los municipios.
Sin embargo, como los montos de las participaciones y las aportaciones federales no han crecido al ritmo de la inflación, se ha requerido realizar diversas reformas al sistema, de tal suerte que, en sus más de 40 años de vigencia, la Ley de Coordinación Fiscal ha sido reformada en más de treinta ocasiones.
Desafortunadamente estos ajustes se han vueltos “el cuento de nunca acabar” porque no atienden a la cuestión de fondo, que es el hecho de que el gobierno federal se quedó con los impuestos más productivos y más simples de cobrar, en particular el IVA y el IEPS.
Esto es así, porque dichos impuestos son los fáciles de cobrar porque el ciudadano no tiene de otra salvo pagarlos y sólo algunos contribuyentes recuperarlo. En cambio, contribuciones como el predial o los derechos por el suministro de agua potable son menos rentables, pues su recaudación es más compleja y consecuentemente, más costosa.
Según la Ley de Ingresos de la Federación para 2019, el IVA y el IEPS darán este año al menos 1.4 billones de pesos. Sólo el IVA importará 995 mil millones de pesos.
La solución es muy clara, hay regresar a los estados y municipios un porcentaje fijo de dichas contribuciones, pues el gobierno federal cuenta con una administración tributaria más profesional y más grande con la cual podría ocuparse de incrementar sustancialmente la recaudación del ISR.