/ sábado 11 de septiembre de 2021

Reflexiones en textos cortos | La niñez rentable en la política mexicana


B.F. Skinner generó explicaciones sobre el aprendizaje de los niños. Los niños forman su conducta a partir de la imitación, y otra a partir de la diferenciación, de la utilidad que les genera hacer o dejar de hacer. Entienden las repercusiones de sus actos, lo que pueden provocar y lo que puede pasar desapercibido. Así se van formando los seres humanos.

Un niño va generando su propia experiencia, que lo vincula con su entorno, si aprende a robar es porque sabe que no hay ninguna repercusión, si no es de su contexto que sanciona, será la moralidad la que tampoco le importe. El sentido del bien y el mal se ve tergiversado. La experiencia le advierte al niño, de los riesgos, que no asume, sin embargo, que sigue siendo feliz por el presente, por el momento que le da felicidad más allá del riesgo o del peligro que pueda representar a su cuerpo, no le importa de igual manera seguirá buscando ser feliz.

Esa es la diferencia sustancial entre un niño y un adulto, que el adulto está alarmado por los riesgos de los que también el es parte. Por supuesto, los políticos no son la excepción, ellos son los que provocan los riesgos innecesarios, los que sancionan a la prensa, censuran, se incomodan, acusan a los demás, no son responsables, no asumen el costo de sus acciones. El exgobernador Humberto Moreira fue partícipe de un contexto donde le fue arrebatada la vida de su hijo.

En el afán de evitar los riesgos, el adulto, el político, deja de transformar, se vuelve conservador porque le teme al cambio. El niño en un inicio piensa en ayudar a los demás, con el paso del tiempo el adulto en el que se transforma sólo piensa en sí mismo. En algún punto existe una ruptura donde el adulto se sumerge en el egoísmo.

En 2016 la organización “Nuestro México del Futuro” emitió un spot llamado “El reclamo de los niños incómodos”, en donde varios infantes protagonizaban las actividades diarias que forman parte de la vida adulta. Corrupción, violencia, pobreza en las calles, tráfico en la ciudad, diputados dormidos en el congreso, crimen organizado aliados con políticos. Un periódico que aparece con un encabezado “México no crece”.

Al finalizar una niña declara: -Si este es el futuro, no lo quiero. Basta de trabajar para sus partidos. México ya tocó fondo- Nueve años después hemos descubierto que el agujero es mucho más profundo de lo que habíamos imaginado.

Reflexionar sobre la niñez es reflexionar sobre el punto que nos formó como seres humanos, en la vida adulta parecemos una programación severa que no externa nuestros máximos temores, anhelos, esperanzas e ilusiones; pues en un país como el nuestro, externar nuestras emociones puede comprometernos, a aceptar el fracaso cuando no hemos logrado conseguir lo que más hemos querido. Tranquilidad, la que soñábamos como cuando éramos niños.


B.F. Skinner generó explicaciones sobre el aprendizaje de los niños. Los niños forman su conducta a partir de la imitación, y otra a partir de la diferenciación, de la utilidad que les genera hacer o dejar de hacer. Entienden las repercusiones de sus actos, lo que pueden provocar y lo que puede pasar desapercibido. Así se van formando los seres humanos.

Un niño va generando su propia experiencia, que lo vincula con su entorno, si aprende a robar es porque sabe que no hay ninguna repercusión, si no es de su contexto que sanciona, será la moralidad la que tampoco le importe. El sentido del bien y el mal se ve tergiversado. La experiencia le advierte al niño, de los riesgos, que no asume, sin embargo, que sigue siendo feliz por el presente, por el momento que le da felicidad más allá del riesgo o del peligro que pueda representar a su cuerpo, no le importa de igual manera seguirá buscando ser feliz.

Esa es la diferencia sustancial entre un niño y un adulto, que el adulto está alarmado por los riesgos de los que también el es parte. Por supuesto, los políticos no son la excepción, ellos son los que provocan los riesgos innecesarios, los que sancionan a la prensa, censuran, se incomodan, acusan a los demás, no son responsables, no asumen el costo de sus acciones. El exgobernador Humberto Moreira fue partícipe de un contexto donde le fue arrebatada la vida de su hijo.

En el afán de evitar los riesgos, el adulto, el político, deja de transformar, se vuelve conservador porque le teme al cambio. El niño en un inicio piensa en ayudar a los demás, con el paso del tiempo el adulto en el que se transforma sólo piensa en sí mismo. En algún punto existe una ruptura donde el adulto se sumerge en el egoísmo.

En 2016 la organización “Nuestro México del Futuro” emitió un spot llamado “El reclamo de los niños incómodos”, en donde varios infantes protagonizaban las actividades diarias que forman parte de la vida adulta. Corrupción, violencia, pobreza en las calles, tráfico en la ciudad, diputados dormidos en el congreso, crimen organizado aliados con políticos. Un periódico que aparece con un encabezado “México no crece”.

Al finalizar una niña declara: -Si este es el futuro, no lo quiero. Basta de trabajar para sus partidos. México ya tocó fondo- Nueve años después hemos descubierto que el agujero es mucho más profundo de lo que habíamos imaginado.

Reflexionar sobre la niñez es reflexionar sobre el punto que nos formó como seres humanos, en la vida adulta parecemos una programación severa que no externa nuestros máximos temores, anhelos, esperanzas e ilusiones; pues en un país como el nuestro, externar nuestras emociones puede comprometernos, a aceptar el fracaso cuando no hemos logrado conseguir lo que más hemos querido. Tranquilidad, la que soñábamos como cuando éramos niños.